Afirma el ex piloto de caza Horst Rippert
PARIS. – “Yo derribé el avión de Antoine de Saint-Exupéry y nunca pude perdonármelo. Ese día abatí al más amigo de mis enemigos”, confiesa el ex piloto de caza alemán Horst Rippert con voz firme y serena, a pesar del remordimiento que arrastra desde hace 64 años.
“Si hubiese sabido que era él, no hubiera disparado”, reconoció Rippert en una conversación telefónica con LA NACION desde su casa de la ciudad alemana Weisbaden.
Su confesión puso término, definitivamente, al enigma que subsistía desde el 31 de julio de 1944, cuando el Lightning P-38 del autor de El principito desapareció misteriosamente durante un vuelo de reconocimiento en las inmediaciones de Toulon, en el sudeste de Francia.
“Después de haberlo seguido, pensé: «si no desaparecés rápidamente, te voy a bajar». Disparé, lo alcancé en las alas. El avión cayó al agua. Al piloto no lo vi. Fue después que supe que era Saint-Exupéry”, recuerda Rippert.
El piloto de la Luftwaffe que lo derribó de una ráfaga de ametralladora acaba de romper el silencio y contar cómo sucedió todo en Saint-Exupéry, el último secreto, un libro publicado el miércoles pasado en Francia.
A los 88 años, Rippert no se siente orgulloso de esa proeza. Por eso, además, no quiso viajar a Francia a la presentación del libro.
El ex aviador alemán recuerda que ese día (dos semanas antes del desembarco aliado en Provenza), cuando regresaba a su base en el sudeste de Francia, vio un avión de observación Lightning P-38 que volaba en dirección a Marsella 3000 metros debajo del suyo.
-Cuando lo vi, me pregunté: «¿Qué viene a hacer ese tipo, solo, en mi sector?». Lo dejé hacer un círculo; yo también giré, esperando que se fuera. Nada. Lo seguí
-¿Usted conseguía ver al piloto?
-No, imposible. Si bien el Lightning volaba debajo de mí a unos 2000 metros, en vez de la altura a la que suelen volar esos aviones para tomar fotos -unos 10.000 metros-, era imposible saber quién lo pilotaba. En todo caso, el avión volaba en forma extraña.
-¿Es decir?
-Era una forma de volar que yo calificaría de modesta, un estilo inseguro. Cuando uno participa en un duro combate aéreo, esa forma de volar no es normal. Deduje, entonces, que se trataba de una misión de observación. Entonces, descendí en picada y tiré.
-Y el avión cayó al agua…
-Sí, se estrelló en el agua. Nadie salió ni saltó del aparato. Es lo único que recuerdo.
-¿Cuándo supo que se trataba de Saint-Exupéry?
-Cuando llegué a mi base. Allí se escuchaban todas las frecuencias de radio, incluida la francesa, que ese día señalaba que había sido derribado el Lightning de Saint- Exupéry.
-¿Y cuál fue su reacción al enterarse?
-Para mí fue una auténtica catástrofe. En mi juventud había leído toda la obra publicada en Alemania hasta ese momento. Yo adoraba sus libros, sus aventuras en América del Sur y en otros sitios del planeta. Saint-Exupéry sabía como nadie describir el cielo, las sensaciones y los sentimientos de los pilotos. Su obra despertó gran cantidad de vocaciones en la Luftwaffe. Desde entonces esperé y sigo esperando que no haya sido él quien cayó en el mar ese día. Pero ¿qué podía hacer? Durante todos estos años me he repetido esa pregunta.
-¿Y cuál es la respuesta?
-Nada. No podía hacer nada. Pero si hubiera sabido que era él, no hubiese disparado. Eso es seguro. Desde entonces me digo que ese día abatí al más amigo de mis enemigos.
Fuente: Diario La Nación. Por Luisa Corradini
Un aviador y escritor apasionado
• Origen: Antoine de Saint-Exupéry nació el 29 de junio de 1900 en el seno de una familia noble de Lyon, sur de Francia.
• Pionero: fue pionero de los vuelos postales internacionales en Europa, África y Sudamérica.
• Argentina: en octubre de 1929 se instaló en el país, donde vivió durante 15 meses.
• Casamiento: se casó en 1931 con una artista salvadoreña a la que conoció en Buenos Aires.
• El Principito: su obra más famosa fue traducida a 180 idiomas y es uno de los 50 libros más vendidos de la historia.
• Muerte: murió el 31 de julio de 1944 en una misión de guerra, cuando su avión fue derribado.