Ya está funcionando en Río Gallegos un radiómetro de última tecnología, para medir el ozono en la estratósfera. El equipo, de un millón de dólares, fue donado por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), en virtud de un convenio que establece trabajos conjuntos entre la Universidad Nacional de la Patagonia Austral y la de Nagoya, una de las más prestigiosas de ese país. Fue instalado en el Observatorio Atmosférico de la Patagonia Austral, en la Base Aérea Militar Río Gallegos.
El ozono es un gas que forma parte de la atmósfera de manera natural. Cerca del 10% se encuentra en la tropósfera (la capa más cercana a la superficie terrestre), y el resto en la estratósfera. Esta mayor concentración es fundamental, pues su función es absorber parte de la radiación ultravioleta (RUV) del Sol, que es dañina para la vida.
Entre 1970 y 1971 surgieron las primeras evidencias de destrucción del ozono antártico, al punto de formar un agujero durante el invierno y parte de la primavera. A partir de conocerse que la principal causa eran los clorofluorocarbonos, presentes sobre todo en los aerosoles, los países suscribieron el Protocolo de Montreal, donde se comprometieron a reducir gradualmente estos gases, hasta su eliminación total.
En paralelo se establecieron observatorios y redes de medición. La Argentina, por su ubicación geográfica, es clave en la recopilación de datos, tomados en las bases antárticas Marambio y General Belgrano, en Ushuaia y en Río Gallegos.
En esta última ciudad, los estudios se desarrollan en el Centro de Investigaciones en Láseres y Aplicaciones (Ceilap), que depende del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citedef), de ese Ministerio. Es uno de los doce sitios del hemisferio sur que cuenta con un sistema LIDAR de absorción diferencial, un dispositivo desarrollado en Argentina que emplea dos poderosos láser para medir la capa de ozono y la radiación UV.
Este sistema complementa los datos recogidos en las bases antárticas y en Ushuaia, enviados desde sondas lanzadas al espacio, que llegan hasta 30 a 35 kilómetros de altura. Ahora, el radiómetro de ondas milimétricas estudiará las ondas que emiten las moléculas de ozono, entre 30 y 80 kilómetros de altura. Es el único de esas características en Sudamérica.
El equipo consta de un emisor de rayos láser que se proyecta intermitentemente hacia el cielo (a diferencia del sistema LIDAR, en el que los rayos debían ser lanzados). Mide los rebotes en los gases y partículas con los que choca el haz, y así determina la distribución de la concentración de ozono a distintas alturas de la estratósfera.
25/03/11 – CLARIN – Sibila Camps